En mi consulta escucho con mucha frecuencia la frase.- Hago ejercicio y no pierdo peso, ¿Por qué?. Cada vez que alguien empieza a estar preocupado por su exceso de peso es cuando comienza o vuelve a hacer ejercicio.
Tenemos asociada la idea de que hacer ejercicio adelgaza. Contrariamente a lo que se cree, el ejercicio por sí solo nunca ha hecho a adelgazar a nadie.
El ejercicio tiene múltiples beneficios, tanto psicológicos como físicos. Te mantiene activo, relaja, levanta el ánimo, oxigena… pero no adelgaza si continúas con los hábitos alimentarios que te llevaron al exceso de peso.
Cuando se empieza a hacer ejercicio como medio adelgazante, se tiende a medir los resultados del ejercicio realizado con la cantidad de sudoración que se es capaz de transpirar.
Lo que realmente se está perdiendo es agua. Y si es cierto que hay quema de calorías, pero la cuestión en lo que acontece es la pérdida de grasas. Ese gasto energético proviene de las reservas temporales.
Una vez que tu organismo se reajusta poco a poco a la nueva rutina, se las arregla para almacenar las reservas suficientes y satisfacer la demanda.
Por ello al principio y si tienes una báscula de gran precisión, puedes constatar una pérdida de 100 o 200 gramos, pero después verás que no solo no has dejado de perder peso, recuperas el inicial e incluso engordas un poco.
Al pedir esfuerzos suplementarios al organismo, este no solo producirá más reservas para compensar la pérdida, además, decidirá almacenar una parte. Aquí comienza la frustración.
Tras el ejercicio el organismo estimula el hambre lo que hace que se coma más de lo que se gasta siempre que no se tengan instaurados unos buenos hábitos alimentarios.
El cuerpo pierde agua y ante la necesidad de hidratarse estimula la sed. El agua es suficiente para reponerte. Ninguna bebida de color llamativo, llena de azúcar, de unas pocas sales y colorantes es necesaria para este fin.
Además, el exceso de peso perjudica mucho a nuestras articulaciones y no es conveniente someterlas a fuertes impactos tales como la carrera tan de moda y tan peligrosa en estos casos.
Tampoco se puede pretender bajar de peso haciendo una hora al día de ejercicio y pasarse las 23 horas restantes sin hacer nada. Es mejor incorporar el movimiento a nuestra rutina diaria de forma constante y utilizar solo las escaleras, caminar lo máximo sin dejar el coche aparcado en la puerta de todos los sitios donde vamos, realizar las tareas del hogar de manera positiva con este pretexto, y si además añades ejercicio y cambias tus hábitos alimentarios, el éxito está garantizado.
Como conclusión te diría que realices ejercicio por todas las razones buenas que conlleva, o solo por placer, pero no cuentes con encontrar en él la solución a tu exceso de peso si no estás mentalizado a cambiar tus hábitos alimentarios.
¡Nos vemos en el próximo post!